El verano –es decir sol+playa– y España son de las cosas que más amo cuando de hablar de vacaciones se trata, y este año nuevamente mi escapada no tuvo mejor destino. Mi tour comenzó en Granada, disfruté de las azules playas de Ibiza, paseé por las hermosas calles de mi adorada Madrid, y por primera vez viajé al Norte…¡A Santander!. Debo confezar que estuve muy emocionada desde el primer momento, sobretodo porque suponía no solo conocer el lado opuesto de la España andaluza que me encanta y nuevos paisajes, sino porque este viaje supuso un reto, estilísticamente hablando.
Santander es una de las ciudades más elegantes y bellas del norte de España, según lo que percibí, pero antes de embarcarme en esta aventura ya sabía que el frío y el calor se encuentra en un mismo territorio. Los primero días disfruté de los trajes de baño y prendas ligeras, mientras que mi maleta y yo llegamos cargadas con los días grises –pero no menos espectaculares– que nos propuso el sitio. La primera parada de esta segunda parte del viaje fue el famosos “Palacio Real de la Magdalena”, una antigua residencia real ubicado en Península de la Magdalena, y que se ha convertido en una parada esencial para todos los turistas que visitan la zona.
El sol no apareció nunca, justo como estaba previsto –¿Ya ven a qué me refiero con “supuso un reto”?– y mis prendas preferidas para combatir los climas menos agradables saltaron de mi closet al momento de descubrirlo. Lo primero que escogí fue un suéter de punto, si ya sabemos que las fueres brisas puede que nos golpeen este debe ser tu primer artículo a empacar. Luego pensé en la comodidad de las caminatas y el viaje en barco que se hace para llegar, por eso preferí llevar pantalón y combinarlo con unos sneakers para poder pasear sin cansarme tanto.
¿Para escoger los colores? Sí, es verano, pero nadie quiere lucir como un carnaval cuando el sol no es tu principal aliado o cuando la ropa que luces dista de lo liviano. Me gustan los colores neutros, sobretodo el azul petróleo, por eso lo incluí en este look –puedes usar negro o una escala de grises, si prefieres– pero quise seguir haciendo culto al verano, por eso el rojo y el blanco en las demás prendas.
¡No te olvides de los accesorios! ¡NUNCA!. No salgo a ninguna parte si una de mis carteras, en este caso preferí una de mi propia marca en tonalidades de marrón para romper un poco con el juego de 3 colores en la ropa y también llevaba conmigo unas gafas de sol. Esto último es muy importante, recuerda que aunque no esté brillante, los rayos UV afectan nuestros ojos y nuestra piel aunque creas que no los ves, por eso también es importante que uses protector solar cada 2 horas así no vayas a la playa o a la piscina.
Para terminar solo quiero invitarlos a que reinventen sus looks cuando disfruten de un clima no tan cálido en verano, o que reediten estos tips cuando llegue el invierno. ¿Qué opinan?.
Besos a la Moda,
Adriana